Propósito:
Enseñar a las personas que ningún ser humano puede vivir con amargura porque la amargura es veneno contra el alma y que el perdón acarrea la sanidad de Dios en nuestra vida.INTRODUCCION.
Ningún persona puede ser un mensajero de paz llevando amargura en su corazón, porque la amargura es veneno para el alma. Y un mensajero de paz, debe establecer la paz en su hogar, en su trabajo, en la iglesia, en cualquier lado donde se encuentre. La amargura, puede transformar completamente el carácter de una persona; habrá en él: Dureza, severidad, rencor y odio, y por lo tanto, no será posible que su rostro, su corazón, su alma, todo su ser, reflejen la paz de Jesucristo. En vez de ser un mensajero de paz, será un mensajero de la amargura.
El veneno de la amargura se manifiesta al hablar ya que el tema de conversación será las ofensas y las heridas sufridas. La amargura produce en la persona los deseos de venganza en contra de aquellos considerados como los causantes y responsables de la herida. La raíz de amargura se detecta, primeramente a través de lo que la persona dice y luego, en sus actitudes y acciones. Un espíritu amargo es difícil de tolerar, a menos que uno mismo lo posea. Entre amargados te veas. Un amargado, atrae a otros amargados.
1. ¿CÓMO SE ORIGINA LA AMARGURA?
Según el diccionario, la palabra amargura significa: Aflicción, sinsabor, disgusto, pesadumbre, melancolía. Y se origina de la siguiente manera: Se recibe una ofensa y no se perdona. Al no perdonar, la ofensa se traduce en Ira. Posteriormente, la Ira se traduce en resentimiento. Y el resentimiento da lugar a la amargura. Sí la amargura no la eliminamos, le dará paso a la depresión. De allí que la Biblia, como el manual de la vida, nos invita a perdonar cuando hemos recibido una ofensa.
En una ocasión, el apóstol Pedro, le preguntó a Jesús: ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aún hasta 70 veces siete (Mateo 18: 21-22) El apóstol San Pablo escribió en su epístola a los cristianos de feso, lo siguiente: Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, calumnias y toda malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo (Efesios 4:31-32)
Un comentario adicional: De acuerdo con el mandato del apóstol, el vivir la vida cristiana no consiste únicamente en observar una lista de prohibiciones, sino también en cultivar virtudes positivas. En el griego, la traducción mas acertada para la palabra sean es: Sigan demostrando ser benignos o bondadosos. Misericordiosos, significa: De corazón tierno. Perdónense mutuamente: La única manera de perdonar es por medio del perdón que nosotros mismos hemos recibido ya de Cristo. Sí hemos recibido el perdón, también debemos darlo a los que nos ofenden.
La amargura deja en las personas una secuela de relaciones destruidas. A la persona amargada le preocupa muy poco interrumpir la amistad con una persona; así mismo, con frecuencia manifiesta dureza y severidad. El precio de la amargura es muy alto, no hay quien sobreviva a su veneno. Al estar encerrada en si misma, la persona amargada es invadida por la soledad.
2. LAS CONSECUENCIAS DE LA AMARGURA.
La Biblia enseña que las relaciones interrumpidas provocan obscuridad a la vida. El apóstol Juan escribió: Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a donde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos (1 Juan 2:11)
El rechazo es una forma de odio. Cuando una persona rompe una relación está eligiendo odiar. Cuando hay odio, las tinieblas llegan y el rumbo se pierde. Se pierde la perspectiva de la vida y todas las relaciones son distorsionadas. Su juicio se vuelve defectuoso La ruptura de relaciones lleva a la persona a ser insensible. Nadie puede sobrellevar la carga de relaciones destruidas sin llegar a endurecerse. La dureza empieza a invadir el alma. La persona se vuelve inconsciente de las heridas que pueda estar causando a los demás, a través de palabras, acciones y actitudes. La persona encerrada en sí misma, la influyen sentimientos egocéntricos y no considera los sentimientos y necesidades de otros. Este endurecimiento del alma lleva a la persona a perder la capacidad de sentir y el alma que no siente está muerta. La destrucción de relaciones causa inmadurez. La madurez emocional se obtiene con base en la interacción sana con otros individuos y se ve detenida u obstaculizada en su desarrollo, cuando nos negamos a mantener relaciones sanas.
En otras palabras, una persona aislada, no madura. La amargura es veneno para el alma y la consecuencia más grave es que nos separa de Dios. Esta advertencia quedó clara de parte del autor de la epístola a los Hebreos: Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella, muchos sean contaminados (Hebreos 12:15).
Esta raíz de amargura no solo contamina a la persona que la lleva, sino a todos aquellos que lo rodean.
3. SOLTANDO LAS HERIDAS.
Un caso real para ilustrar: Pocas parejas podían disfrutar del compañerismo y la amistad que Lupita y Juan le brindaban a José Luis y a Elena. En estas dos parejas había identidad, amistad, amor, cariño y comprensión. Disfrutaban al máximo las salidas, compartiendo experiencias y diversiones en común. Durante el verano, las dos parejas hacían planes para salir de vacaciones con sus hijos y procuraban estar pendientes de las necesidades de unos y otros. Lupita había trabajado muy duro durante los primeros años de su matrimonio para ayudar a Juan, su esposo, a pagar sus estudios y ahora ellos podían disfrutar de la comodidad económica por el buen sueldo y la buena posición de Juan. Sus hijos vinieron a coronar esa felicidad. La vida les sonreía y todo caminaba perfecto. Tenían una buena casa, buenos autos, sus hijos iban a buenos colegios, etc. Lupita cuidaba con frecuencia a los niños de José Luis y Elena, debido a que ellos trabajaban hasta muy tarde en su oficina; por la noche pasaban por ellos y aprovechaban para charlar y cultivar la amistad.
Así pasaban los días y las semanas y los meses hasta que, de pronto, aparecieron los nubarrones en ambos hogares. Un buen día, Juan le pidió el divorcio a Lupita, y a su vez, Elena a José Luis, anunciándoles que estaban enamorados desde hacía un buen tiempo y que lo habían comprobado; que ambos eran correspondidos; Que habían platicado en varias ocasiones y habían acordado pedirles el divorcio a ella y a José Luis para casarse. El divorcio se llevó a cabo y en un momento, los dos hogares quedaron destruidos. Lupita y José Luis se quedaron con los niños. Sus mejores amigos los habían traicionado y ambos quedaron con una herida tan profunda que parecía nunca lo podrían superar. La reacción natural de ambos fue buscar la venganza, llenos de odio y amargura, pero Lupita, después de un tiempo de intenso dolor, descubrió la libertad de vivir sin heridas ni resentimiento.
¿Cómo hubiéramos reaccionado cada uno de nosotros ante una situación similar con nuestra pareja? Seguramente de la misma manera: Con el odio y el desprecio en primero lugar; el resentimiento y la amargura, después.
Antes de explicar lo que hizo Lupita, quisiera repasar algunos versículos del Libro de los Proverbios del Rey Salomón, capítulo 16: Con misericordia y verdad, se corrige el pecado (Verso 6) Cuando los caminos del hombre son agradables a Dios, aún a sus enemigos hace estar en paz con él (Verso 7) Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu (Verso 18) Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con los soberbios (Verso 19) Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte (Verso 25) En este capítulo, el Rey Salomón instó a entender que la verdadera libertad es posible solo dentro de la esfera de una vida centrada en Dios, para lo cual l nos creó. Por contra, la esclavitud viene ineludiblemente a todo aquel que ignora de verdad de Dios. La esclavitud llega cuando nos dejamos gobernar por la rebeldía, el orgullo, la arrogancia, los pleitos, y los conflictos maliciosos. Por todo esto, Jesús dejó estipulado que el vino a darnos la libertad que todo ser humano necesita.
Tratar de resolver un asunto como éste a la luz de nuestros propios conocimientos y recursos, resultará infructuoso, desgastante y desconsolador. ¡No hay ser humano capaz de enfrentarse solo a una situación tan difícil como el ejemplo y salir victorioso en todas las áreas de la vida; solo con la ayuda y la dirección de Dios, podremos salir victoriosos.
Lupita aprendió a perdonar, José Luis, no. Lupita decidió acercarse a Dios, José Luis culpó a Dios. Lupita vino a Jesús con un corazón humilde a pedir Su ayuda; José Luis endureció su corazón y le reclamó a Dios, con soberbia, como sí Dios tuviera la culpa de lo sucedido. Lupita perdonó y el Señor la liberó de toda clase de resentimientos y amargura. José Luis, amargó su vida con el deseo de venganza, lacerando su corazón.
4. UN PASAJE BIBLICO QUE NOS PUEDE AYUDAR. La continuación del pasaje que ya mencionamos, cuando Pedro pregunta a Jesús hasta cuantas veces debe perdonar, es el siguiente: Por eso, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía muchos millones. Como aquel funcionario no tenía con que pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante del rey y le rogó: Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo. Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad. Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo al que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró por el cuello y empezó a estrangularlo, diciéndole: !Págame lo que me debes! El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó diciéndole: Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo. Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: !Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. Pues tu también debiste tener compasión de tu compañero, del modo que yo tuve compasión de ti. Y tanto se enojó el rey que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía. Y Jesús añadió: Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano (Mateo 18:23-35)
En este pasaje hay algunas palabras clave: Le perdonó la deuda y lo puso en libertad. La palabra perdón en el griego, tiene un significado literal de dejar ir, remitir, cancelar. La palabra libertad, en griego también significa: Soltar, descargar a alguien de algo. Y estas palabras nos llevan a los pasos que tenemos que dar para despojarnos de las heridas, el resentimiento y la amargura:
Perdona las ofensas recibidas. (Padre nuestro). El perdón libera al ofensor de todo lo que debe. El amor cristiano manifestado, libera a la persona ofendida del peso del dolor. El verdadero cristiano (hijo de Dios), sabe que perdonar es la voluntad de Dios y sabe que sí lo pide, Dios lo llenará de Su amor para que pueda compartirlo con el ofensor. Cuando no perdonamos, liberamos la acción del tormento y comenzamos a ser atormentados. El tormento es la amargura por no perdonar, el resentimiento que nos azota, la falta de sueño, el odio, el desajuste físico, y sobre todo, la falta de comunión con Dios. Mientras nos mantengamos sujetos a las heridas que otros nos causaron, permaneceremos sujetos al pasado. No tenemos la libertad para vivir en el presente. La amargura del pasado, influye en las relaciones del presente. Al retener el pecado de la otra persona, nos hacemos semejantes a ella.
Libera o suelta a la(s) persona(s) que te haya(n) ofendido de toda responsabilidad y obligaciones de las que crees tener derecho. Al perdonar estamos desatando al ofensor. Esta es la llave para tu libertad, de lo contrario permanecerás atado a él. Cada que lo veas o te enfrentes con él o sepas algo de él, el odio, el rencor y el resentimiento aparecerán y estarás preso, atado a él y no tendrás la libertad que todo ser humano necesita para ver la vida con esperanza y amor. Sí no concedemos la libertad o soltamos al ofensor, estaremos frenando la obra de Dios en nosotros porque no estamos listos para continuar en el desarrollo de la vida cristiana. Estamos frenando a Dios, el tampoco nos podrá conceder el perdón que necesitamos para sentir y experimentar la verdadera libertad. Recuerda: ¡Libera y perdona a quien te ha ofendido, y Dios te liberará de la herida! Sí no lo haces, estarás preso en tu pecado.
Cuándo recibas una ofensa, ¡Decide perdonar y serás libre!
ORACION.
Gracias Señor porque tu perdona mis faltas, mis errores y mis ofensas, ahora deseo perdonar a los que me han ofendido. Tú conoces las heridas que ando cargando en mi corazón y como la amargura se ha apoderado de mí: quiero y no puedo perdonar, necesito perdonar para recibir tu perdón. En el nombre de Jesús te lo ruego. AMEN
Terapia del olvido
1.- ¿ Qué es olvidar y para que sirve ?Olvidar es una de las funciones naturales de la memoria, que sirve para descargar de la conciencia, rutinas ya aprendidas, así como el dolor que nos causamos al recordar, ciertas experiencias penosas. En el primer caso, esas experiencias se convierten en aprendizaje automático para uso inconsciente, por ejemplo cuando aprendemos a manejar un auto o una bicicleta o alguna tabla aritmética. El conocimiento se convierte en parte espontanea de uno. En el segundo caso, nos abre la puerta del control y perdón interno, a nosotros mismos. Por haber paralizado nuestra evolución y oportunidades de vivir en paz y tranquilos. Pudiendo tomar las cosas, como de quien vino y hasta reímos de nuestra escasa sabiduría, y haber permitido guardar una actitud de avinagrado resentimiento por tanto tiempo. Recordar es volver a vivir y olvidar es recordar sin sentir. Aunque esta afirmación, parezca poética, es una verdad muy simple y práctica. Recién cuando olvidamos, podemos controlar sin esfuerzo nuestras emociones y reacciones. Entonces logramos conectarnos con nuestra gran capacidad para perdonar que es muy grande, porque somos un espíritu que mora en este cuerpo físico que sufre. Descubrirá que perdonar nuestros errores es divino. Y si el proverbio lo dice, será porque hay algo de cierto. Solo así podremos volver a arriesgarnos, con fe y esperanza en que si nos vuelve a pasar. Será muy distinta nuestra actitud y no nos afectará. Olvidar, también sirve para recuperar nuestra habilidad para aprender, discriminar y seleccionar nuestras respuestas ante situaciones futuras; para actuar con madurez, sabiduría, altura y resignación frente a la adversidad. Aunque muchas veces nos sorprenderemos de nuestras nuevas respuestas, sin saber de donde las sacamos. También sirve para perdonar nuestros errores, y darnos a plenitud. Y el perdón empieza con uno mismo, sin culpas, sin remordimientos sin sentirlo. Como quien dobla la esquina y por extensión, podremos perdonar a otros sus agravios y carencias de sabiduría. Recordemos la petición de Cristo a su padre: "Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen." Lo cual nos enseña que muchos agravios son absolutamente carentes de intención en primer plano. En el caso, los soldados solamente obedecían ordenes, de quienes veían en el místico, una figura que amenazaba a sus afanes de poder y de control político, económico y religioso del pueblo judío. Sin embargo, para poder perdonar; es preciso primero, olvidar la emoción que acompaño a la experiencia dolorosa. Tenga presente que no son los hechos los que nos hacen sufrir, sino el significado que les dimos, como oímos y vimos los acontecimientos. Eso es nuestra experiencia y esta se puede cambiar, se puede aprender a no participar en ella. Solo entonces su recordar será neutral, un contemplar a distancia sin juzgar, sin criticar ni comparar o compadecerse de uno mismo; sin pena, sin cólera, temor o cualquier otra emoción. Entonces descubrirá la paz y tranquilidad que tanto necesita. Cuando llega ese momento Ud. sentirá la fuerza de su espíritu y le sorprenderá como actúa, independientemente de sus convicciones religiosas. Las tenga o no. Aunque sea ateo o agnóstico. El humano mecanismo igual funciona en todos. Como lo leeremos a continuación, en el desarrollo de las próximas preguntas, líneas abajo. |
2.- ¿ Qué queremos olvidar?Hay momentos en la vida en que queremos olvidar lo que nos paso. Sobretodo cuando fuimos víctimas de una humillación, una ofensa, la ingratitud de un abandono, una injusticia, una traición o cuando sufrimos la separación o la perdida de un ser querido. También queremos olvidar, lo que dijimos o hicimos, que nos llena de vergüenza, confusión, culpa o remordimiento. Si no he considerado lo que Ud. Quiere olvidar, hágamelo saber. |
3.- ¿ Qué hace doloroso el recuerdo ?Cuando nos reprochamos a nosotros mismos, se reaviva la emoción con que recordamos la experiencia en el presente, así como las reacciones corporales que acompañan a la emoción, por ejemplo: tensiones musculares, opresión, palpitaciones, sudoración, enrojecimiento, boca seca y otras emociones como desasosiego, decepción, culpabilidad, impotencia, indignación, cólera o resentimiento, siendo esta última la más desapercibida, subterránea y clandestina de todas. Y la que más daño hace; porque produce enfermedades crónicas: como el asma, artritis, varices, hipertensión, alteraciones del ciclo menstrual, abortos, algunos cánceres. Hernias prolapsos. Hasta tendencias adictivas. Entre otras. |
4.- ¿ Cuándo queremos olvidar ? Cuando las desagradables reacciones corporales de la emoción que acompañan al recuerdo doloroso. Limitan nuestras relaciones sociales, de pareja, estudio, trabajo o familia. Como consecuencia, de esta limitación, nos sentimos desprotegidos, nos volvemos inseguros y faltos de confianza para desenvolvernos. Nos sentimos observados y merecedores de alguna critica o reproche. Particularmente, cuando la reacción corporal se convierte en algo incontrolable como enrojecer, transpirar, temblar o no poder hablar.La única solución que se nos ocurre, es evitar a como de lugar, el desencadenante de nuestra tensión. Este desencadenante muchas veces nos parece ilógico y absurdo, como es en el caso de las fobias especificas: a los espacios cerrados, las alturas, las aglomeraciones, a ciertos animales o las otras. Las fobias sociales cuyo centro es sentirse observado y criticado. En ambas la fuerza de nuestra convicción, de estar ante una situación amenazante, supera a nuestra fría razón. Que no nos tranquiliza. Y no hay edad para dejar de sufrirlas. |
5.- ¿ Cuándo dañan los recuerdos ? Cuando a partir de una experiencia dolorosa, "generalizamos" sus alcances y decidimos. Si me paso una vez, siempre me sucederá y no estoy dispuesto a soportarlo. Entonces queremos controlar, que en el futuro vuelva a suceder y "nos anticipamos" con frases que empiezan así: Y si de repente: …… (me sonrojo; transpiro; me engañan; juegan otra vez con mis sentimientos; me da la crisis; me muero asfixiado, del corazón ó de un derrame; paso la vergüenza de…, hago el ridículo, y otras tantas más.)La solución inmediata es " evitar " y así sin cuenta darnos, recortamos nuestra existencia. Nuestro futuro se torna obscuro y sombrío. Ya que se limitan las posibilidades de realizarnos socialmente, encontrar una pareja, lograr un buen empleo ó seguir estudiando. Muchas veces, la limitación se debe a alguna enfermedad física, algún dolor, o una perturbación de nuestra función sexual. |
6.- ¿ Qué pasa cuando no olvidamos ? Nos volvemos intolerantes maledicientes y resentidos, renegamos de nuestra suerte, nos sentimos víctimas de los otros. Acumulamos culpas, cóleras y amarguras; nos deprimimos, ya que vivimos insatisfechos y disconformes; impedidos de encontrar paz, tranquilidad y perdón. Nos mal acompañamos por dentro y aunque estemos rodeados de gente, nos sentimos profundamente solitarios. Lo peor de todo, es que envejecemos más temprano. Aún siendo jóvenes todavía. Envejecemos -es oportuno saberlo- cuando creemos que ya lo sabemos todo y que no hay nada nuevo que aprender en esta vida.En suma, todo esto nos impide crecer en nuestra espiritualidad, solidaridad, amor y otros valores elevados; indispensables para ser amables compañeros de ruta como amigos, padres o cónyuges; tanto como para trabajar con alegría, creatividad y gratitud por esta tierra que nos vio nacer. |
7.- ¿ Cómo hacemos para no olvidar ? Cuando algo desagradable nos sucede, la cúspide del hecho ingrato dura segundos, a veces minutos. Sin embargo, los minutos, horas, días y años que escuchamos en nuestro interior, la interpretación que dimos al hecho. Nos hace volver a sentir y a actuar lo vivido, como si recién hubiera pasado. Cada día que pasa, fijamos más el recuerdo y muchas veces lo amplificamos. Imaginando lo que dirán de nosotros, nuestros conocidos si se enterarán o caemos en la trampa de la comparación, con otros o con nosotros mismos, cuando en el pasado vivíamos tiempos felices. De esta manera, sin darnos cuenta, rumiamos nuestros resentimientos. Y enfermamos más. Otras veces, buscando consuelo, comprensión o exculparnos contamos a gentes inexpertas nuestro drama, con lo cual, sin saberlo, lo fijamos más. Por otra parte, frecuentemente sucede, que cuando guardamos nuestro drama en secreto, tenemos la sensación de que los demás lo notan, que hasta lo leen en nuestra mirada o gestos. Entonces luchamos por ocultarlo y no trascienda, y esa lucha nos debilita aún más y contribuye a encerrarnos en la experiencia del pasado. Y es así como hacemos para no olvidar. |
8.- ¿ Cómo guarda el cerebro los recuerdos ?Independientemente de su contenido. El cerebro archiva la información en "procesos". Un proceso es una secuencia, algo así como los pasos de una receta. Llegando a identificarse, que "las emociones" que dan sentido a la concepción del mundo personal del sujeto, se guardan en sistemas de representación sensorial . Mientras que la calidad con que calificamos a la experiencia de grata o ingrata, se fija con palabras, es decir en sistemas de representación verbal . Lo cual, ya es técnico y requiere de un entrenamiento personal para borrarlos de nuestro cerebro. |
9.- ¿ Cómo hace el cerebro para olvidar los recuerdos que lastiman ?Los recuerdos frescos o no borrados, son grabados como una película en colores, de la que somos protagonista. A medida que olvidamos, la película se torna en blanco y negro, nos convertimos en observadores, las escenas se desenfocan y tomamos distancia, de nuestra manera como calificamos lo vivido. Y así llega un momento, en que contemplamos la experiencia. Dejamos de participar en ella y ya no la sentimos. El tiempo para olvidar es muy personal y es involuntario. Sin embargo, se puede acelerar el proceso del olvido. |
10.- ¿ Cómo podemos acelerar el tiempo de olvido ?Enseñándole a modificar su película personal. No es importante que cuente el contenido de su película sino como aparece en su memoria. En ese espacio virtual de lo "imaginario" y que se guarda en nuestros archivos de memoria. Ese espacio virtual es una realidad inmediata. Verifíquelo ahora. Desplácese a otro ambiente físico. Cierre los ojos y recuerde lo que acaba de leer. No solo lo vera, también oirá sus propios pensamientos como comentarios sobre lo que leyó y los ruidos que acompañaron a la experiencia de leerme. Solo requiere relajarse, confiar en dejarse guiar y jugar a "Cómo seria si distorsionara mi recuerdo y dejara de participar en el como me lo pide este Dr." Todas las intervenciones, están encaminadas a propiciar ese olvido de alguna parte de su experiencia, para lograr cambiar su historia personal. No se pueden cambiar los hechos, pero si su experiencia de ellos. Es decir, como los interpreto, como oyó y como vio lo que sucedió. Descubrirá como liberarse del recuerdo que lastima y limita. |
Haciendo las paces con el pasado
La familia decidió donar los órganos de Amy. Se han mantenido en contacto con las familias de las otras víctimas. Y hasta rezan por el asesino.
Y cuando llegó el primer Domingo de Pascua sin Amy, la Sra. Locicero recordó el día santo, que es "acerca de sobreponernos a la muerte, de celebrar la resurrección, y a comenzar de nuevo".
El asesinato de un ser querido es terrible. Pero infortunios más comunes como una grave enfermedad, un divorcio o un desastre causado por la naturaleza pueden también provocar un gran sufrimiento.
Las personas que han sufrido un daño muy doloroso÷o que han causado dolor a otros y ahora se sienten culpables se dan cuenta de que hacer las paces con el pasado es un verdadero desafío. Sin embargo es algo que debemos enfrentar, si queremos vivir cada día en toda su plenitud, como Dios lo espera.
Albert Haase, declara, "Muchos afirman que arrastrar el pasado no tiene sentido y es una pérdida de tiempo sobre cosas que es mejor olvidar".
"Pero las heridas emocionales son como las heridas físicas. Si no se las cura, si se las abandona, se infectan. La herida debe traerse a la luz y ser tratada. Albert Haase habla por propia experiencia. Después del suicidio de su padre, ambos lados de la familia no se hablaron durante años, hasta que finalmente se reconciliaron.
ustedes fueron llamados a encontrarla·"
Colosenses 3:15
El desafío del perdón
Puede usted perdonar? Puede perdonar al hijo desagradecido, al amigo que traiciona la confianza, al vecino que desparrama chismes dañinos? Pueden perdonar los esposos, que se critican constantement el uno al otro frente a los demás?Perdonar no es fácil. Perdonar es "dar cuando uno todavía está lastimado, y sangrando por dentro", dice la escritora y teóloga Doris Donnelly. Y agrega, "enfrentar los sentimientos lastimados ayuda, confiando en el Señor·y en que cuando uno llegue al fondo será bendecido con el don del perdón".
sino por todo lo que aún le es posible hacer". |
La esposa aún está resentida, pero están haciendo un esfuerzo para comunicarse y recuperar la confianza, y tratar de resolver los problemas. "Ahora que lo veo tomando nuestro matrimonio, y a nuestros hijos, en serio, me siento mejor perdonándolo".
Pero el Dr. Felder también nota que "en algunos matrimonios es inapropiado, y hasta peligroso, perdonar ciertos tipos de comportamientos crónicos y dañinos. Si uno de los dos es abusivo ö emocional o físicamente ö quizás usted necesite la ayuda de un consejero o de alguna organización de ayuda a la familia".
Y por otra parte, en algunas situaciones, hacer las paces no significa "confesarlo todo" si es que va a lastimar aún más. Se necesita usar buen juicio, y quizás hasta asesoramiento competente.
el Padre celestial los perdonará
Mateo 6:14
Miremos hacia adelante
Cada ser humano lucha con los problemas de la vida a su manera. Sin embargo, no hay nadie que no aprenda de la experiencia de los demás. Veamos cómo algunos hacen lo mejor posible para encontrar la paz del Señor.Separado de su madre alcohólica, cuando Shawn era un bebé, fue enviado a tres familias temporarias consecutivamente, que resultaron ser terriblemente abusivas. Hasta que finalmente una familia muy cariñosa lo adoptó.
Shawn se preguntó muchas veces, "Por qué me tuvo que pasar esto a mí?" Pero dice que también pensó, "Por qué fui adoptado por una familia tan maravillosa?" "Y en mi mente, la respuesta fue: Dios me condujo a través de todo esto, para que pudiera ayudar a otros con mi experiencia". Y, precisamente, ya comenzó dando charlas sobre el abuso a niños, y también dedicando tiempo a jóvenes con necesidades especiales.
Ella sabe bien cuán importante puede ser una cara amistosa al recién llegado a una gran ciudad. Hace unos pocos años atrás, ella recién llegaba a Nueva York, para atender a su hijo que luego falleció de SIDA.
"Todo es nuevo", afirma Mattingly. "Todo es nuevo. El año pasado ya pasó debo enfrentar el desafío de cada día. Si uno se deja estar en el pasado, pues está derrotado".
mayor es el daño que nos hace." |
"La oración que más recuerdo es la que pedía por mi corazón ö que se cure y que no guarde rencor contra los padres".
"Terrible como fue el accidente, físicamente", dice Shenikwa, "fue aún más doloroso emocionalmente". Su novio de mucho tiempo la dejó, y la joven se apartó de todas las cosas que le traían recuerdos de un pasado feliz.
Pero al final decidió que "si debo estar en esta silla de ruedas, voy a ser la mejor persona que pueda ser". Aprendió a manejar un auto con controles manuales y completó su carrera de leyes. Y en 1990 se casó.
"Finalmente estoy en paz", dice Shenikwa Cox. "Aprendí que, sí, es posible encontrar nuevos sueños, cuando los anteriores han desaparecido. Tengo algunos recuerdos maravillosos, pero estoy agradecida por vivir en la realidad de hoy".
2-Corintios 4:8-9
Jacobo Martinez está de acuerdo. De 24 años de edad y en prisión, creció en una familia de drogadictos y alcohólicos. Y él mismo se tornó en drogadicto.
"Un muchacho en la escuela me presentó a traficantes de drogas, y me enseñó cómo conseguir dinero para comprar drogas. Sin pensar en las consecuencias, empecé a robar en las casas y luego con armas de fuego. Recién cuando fui encarcelado, por homicidio involuntario, es que me detuve a pensar en la destrucción y el dolor, y vi que no había hecho nada con mi vida".
Actualmente, Jacobo Martinez asiste a las reuniones de Alcohólicos Anónimos y Drogadictos Anónimos. Participa activamente en el apostolado de la prisión, toma clases, y sirve como tutor a otros detenidos. Y, lo más importante, dice Jacobo, "Tengo presente las consecuencias. Pienso antes de actuar. Los drogadictos primero actúan, y luego piensan".
1 Juan 1:9
Haga las paces con usted mismo
"La psicología me dió las herramientas necesarias para sanar mi psiquis herida, pero el cristianismo me dio una razón para atravezar el dolor y la lucha", escribe Philip St. Romain en la revista Liguorian.Dice que la psicología enseña la importancia del valor de sí mismo y del amor por sí mismo, los cuales refuerzan el mensaje espiritual de amar a Dios y al prójimo como a sí mismo.
Dice St. Romain, "Me dí cuenta de que el amor por mí mismo era una forma de agradecer a Dios por la vida que me dio. ÀCómo puedo rechazarme a mí mismo, si un Dios bueno y lleno de amor me ha creado?" Un mensaje que mucha gente necesita oír.
Cuando Sarah tenía 24 años, y era madre de tres niños, quedó embarazada una vez más. Pero esta vez, confiando en que salvaría su matrimonio en problemas, se hizo un aborto. Y durante los siguientes diez años, vivió con vergüenza y temor de Dios. Hasta que finalmente se decidió a buscar ayuda profesional.
Sarah fue referida al Rolando Rivard, consejero de un programa que ayuda a mujeres angustiadas después de un aborto. "Lo primero que le dije fue lo que ocurrió y lo que pasé. Y cómo sentía que Dios me estaba castigando, y lo primero que Rolando Rivard me dijo fue, ÎSarah, usted necesita perdonarse a sí misma. Dios ya la perdonó hace tiempo".
y que el futuro sea mejor que el presente". |
Todos los días, la gente hace las paces con el pasado, consigo mismos, y con los demás. A través de la gracia de Dios, y de sus propios esfuerzos, usted puede conocer el regocijo de hoy y la esperanza del mañana.
Espera en el Señor, ahora y por siemre.
Salmo 131:2,3
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