En el mundo hay una gran variedad de religiones y credos, que anuncian a un solo Dios, en el caso de los
musulmanes a doran ha, alá, en el caso de los budistas, pues al buda, en otras ponen su
fe en estatuas e ídolos de yeso,
unos adoran a un hombre como si
fuera dios, o un puente para llegar a él,
y en muchos casos otros se declaran
abiertamente como el mesías o el salvador del mundo, descartando el sacrificio
de cristo en la cruz.
Todos estos temas los estaremos estudiando, a la luz de las
biblia y conoceremos que está escrito,
para saber cuál es la verdad.
Un musulmán pregunto en una ocasión.
¿Los cristianos y los
musulmanes no oramos todos al mismo Dios?.
«Permítame contestarle con una pregunta: ¿Es su dios Alá, el
Padre de Jesucristo?» «No, Alá no tiene Hijo. ¡Eso sería una
Blasfemia»! – «Ve usted, entonces su Dios y el mío no es el
mismo». Considerando el gran número de religiones, muchos otros también se
plantean el asunto de la tolerancia: al fin y al cabo,
¿No adoran todas al mismo Dios?, Ya en los tiempos del Antiguo
Testamento, el Dios de la Biblia testifica ser el único: «Yo soy el primero, y
yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios» (Isaías 44:6); «Yo, yo Jehová, y
fuera de mí no hay quien salve» (Isaías
43:11). Este Dios vivo es el Dios de Abraham, de Isaac y de
Jacob (Mateo 22:32); es el Padre de Jesucristo (Marcos 14:36). He aquí las
grandes diferencias entre Alá y el Padre de Jesucristo:
1. La relación entre Dios y los hombres: en el Islam, Dios
no se revela. Permanece lejano, inaccesible. La exclamación constante «Allahu akbar», Dios es siempre el
más grande, manifiesta: el hombre no puede entablar una relación personal con
él; Alá permanece siempre en el otro mundo, es semejante a un gran soberano
oriental que está sentado sobre su trono muy por encima de sus súbditos.
2. La relación Padre
e Hijo: las nociones de filiación, (somos hijos de Dios) y de paternidad, (Dios
es nuestro Padre: «Abba, Padre» Romanos 8:15), no sólo son incomprensibles para el musulmán, sino que incluso son una
blasfemia para él, porque Alá está totalmente separado de este mundo.
3. Dios como hombre: la encarnación de Dios en Jesucristo constituye el acontecimiento
central de la historia bíblica de la salvación. Dios no sólo anduvo entre
nosotros, sino que tomó nuestros pecados sobre sí al morir en la cruz. La
salvación del hombre que resultó de este hecho permanece incomprensible para el Islam.
4. La misericordia y el amor de Dios: Dios paga un precio
increíblemente elevado para poder mostrarse misericordioso con el pecador.
«Pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades», (Isaías,
43:24). Dios es misericordioso con nosotros, porque nos ha rescatado a un gran
precio (1 Corintios, 6:20; primera de pedro, 1:19).
La misericordia de Alá no cuesta nada; es arbitraria.
5. Dios es nuestra confianza: en el Islam es inconcebible
que un Dios pueda ofrecer abrigo, , paz y seguridad de la salvación. «Por lo
cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida… nos podrá separar del amor
de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Romanos, 8:38-39). Para el
Islam, es inconcebible que Dios pueda humillarse a sí mismo hasta la muerte en
la cruz; inconcebible el Espíritu Santo derramado en nuestros corazones e inconcebible
también el regreso del Señor Jesús con poder y gloria.
Es cierto que, aquí y allá, el dios el Corán y el Dios de la
Biblia se parezcan verbalmente. Pero un examen más cuidadoso muestra que ambos
no tienen nada en común. Por eso no oran al mismo Dios los musulmanes y los
cristianos.
Creo que es bueno analizar un poco sobre las cosas en las que creemos, y no
dejarnos llevar por todo viento de doctrina, por las
tradiciones por argumentos de hombres
que están lejos de la verdad de la biblia.
Continuamos con el tema.
¿Cómo puedo reconocer que el evangelio no es una religión,
sino de origen divino?
En nuestro próximo estudio.
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