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lunes, 28 de enero de 2013

¿Cómo puedo reconocer que el evangelio no es una religión, sino de origen divino?


¿Cómo puedo reconocer que el evangelio no es una religión, sino de origen divino?



Algunas notables diferencias entre las religiones y el evangelio nos pueden ayudar en la búsqueda de la verdad:

1.       En todas las religiones, el hombre se esfuerza por alcanzar a Dios,  pero  nadie  de los que  buscan  así ha podido  testificar honestamente:  «He  hallado  una  relación  personal  con  Dios, tengo paz en mi corazón, mi culpa ha sido perdonada, tengo la seguridad  de la vida eterna».  En el evangelio  de Jesucristo, Dios se vuelve hacia nosotros. Con la cruz franquea el abismo del pecado y nos da la salvación. Cualquiera que acepta la salvación puede confesar:
2.       «Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida… nos podrá separar del amor de Dios» (Ro 8:38-39).

2. Las  profecías  del Antiguo  Testamento  que  anunciaban  la venida del que traería la salvación se han cumplido al pie de la letra (Gn 3:15, Nm 24:17, Is 11:1-2, Is 7:14, etc.). En ninguna religión hay semejantes profecías con anuncio y cumplimiento.
3. Dios ha condenado  a todas las religiones como idolatría y magia (1 Co 6:9-10; Ap 21:8). Ninguna de las muchas religiones puede salvar (Gá 5:19-21). Si hubiese una capaz, Jesús nos

la hubiese aconsejado y no hubiese tenido que sufrir la muerte amarga en la cruz. Pero el Hijo de Dios fue a la cruz para obtener la única posibilidad de salvación. Y por consecuencia dice:
«Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura».

4. Dios certificó el sacrificio de Cristo con su resurrección de entre los muertos (Ro 4:24-25). Es la única tumba vacía de la historia  del mundo  que permanece  vacía: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado»  (Lc  24:5-6).  Todos  los  fundadores  de  religiones  han muerto  y  han  permanecido  en  la  muerte.  Sólo  Cristo  pudo decir: «porque yo vivo, vosotros también viviréis» (Jn 14:19).

5. En todas las religiones, el hombre se esfuerza por lograr su salvación por medio de sus obras. El evangelio, en cambio, es la obra de Dios (Is 43:24b; Jn 3:16). El hombre no puede con- tribuir nada a la obra de salvación cumplida en el Calvario.

6. Las religiones parten de una imagen del hombre equivocada y de la misma manera se hacen una imagen falsa de Dios. Sólo la Biblia nos dice quien somos y quien es Dios. Nosotros mis- mos no somos capaces de cambiarnos de tal manera que pudiéramos agradar a Dios, porque estamos «destituidos de la gloria de Dios» (Ro 3:23).

7. En ninguna religión Dios abandona  el cielo para salvar al hombre. En Jesús, Dios se hizo hombre: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad» (Jn 1:14).

Por eso, Jesucristo no es una alternativa a la religión. 
Él es su revocación y rechazo. Él es el único camino al hogar, a la casa del Padre, que es Dios (Jn 14:6).

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